Via Mouse.cl supimos que La obsesión por SMS y correo electrónico puede reducir Coeficiente Intelectual
El título habla de “escribir emails” el segundo párrafo habla de
mensajes SMS y emails. No es lo mismo escribir emails que escribir SMS.
Son tecnologías distintas, de hecho, aunque un SMS técnicamente puede, y
en efecto es, ser tramitado vía internet hacia un equipo móvil, el
principal instrumento que se utiliza en este ejercicio es el celular, no
internet. De forma tal que ni entra en la categoría de “email” ni del
todo en la de “internet”. Aquí se observa una de las primeras
incongruencias del artículo.
Otro elemento incoherente: el porcentaje de hombres adultos que utiliza
internet no es comparable con el porcentaje de hombres adultos que
ESCRIBE correos electrónicos o SMS (que ya hemos visto que no es
exclusivamente originado a través de internet). Buena parte de los
correos electrónicos recibidos versan sobre cadenas de mensajes, spam y
hoaxes que se reenvían sin pudor ni vergüenza y de forma muy similar
entre géneros. Me parece que esta aseveración no sólo es sexista, sino
además se trata más de una percepción que de un hecho científicamente
comprobable (pese a que el estudio dice haber sido realizado por
científicos ingleses)
Tercer elemento incoherente: ya no se trata de emails, de sms o de
internet, se trata del “constante contacto con las tecnologías”. Es
decir, cada vez que Ud. marca en el dedómetro de su trabajo, o cada vez
que Ud. utiliza su tarjeta de débito o es objeto de una revisión médica
especializada Ud. se acerca a fuentes distractoras de sus obligaciones.
Entonces el problema no es que la gente vea sus capacidades
intelectuales mermadas por el uso de mail/sms, sino que el solo uso de
“tecnologías” reduce su productividad. Estas tecnologías, por supuesto
incluye toda la línea de periféricos de HP e, incluso, las herramientas
por esta empresa comercializadas y que tienen que ver con conexiones a
redes.
Además, este estudio contradice todo el conocimiento generado por
quienes abordan las redes p2p (peer to peer) y las redes sociales de
e-colaboración, que afirma que son ambientes propicios para el
intercambio fructífero entre grupos de trabajo de tamaño medio a
pequeño. Para este estudio que Ud. refiere, ni la teoría de Milgram (6
grados de separación) tiene sentido: la gente que tiene acceso a la
tecnología vive estresada y en un mal ambiente de trabajo, y las causas
de esa situación está en el uso de las tecnologías (de cualquier
índole, no sólo de información y comunicación).
Ciertamente las tecnologías de la información han afectado y no siempre
de forma positiva la vida y relaciones de los individuos, todo hay que
decirlo. Pero nunca, de forma tan abrupta como la que indica esta
referencia al estudio citado. El problema no es escribir emails que,
dicho sea de paso, se escribe muchísimo menos que lo que circula (para
ejemplo esta lista). El problema no es comunicarse vía internet, buena
parte del problema estriba en una suerte de anacronismo que impone la
velocidad y características de las comunicaciones electrónicas (vía
chat, mensajería instantánea, trabajo colaborativo, blogs, wikis, y un
larguísimo etcétera del que el correo electrónico es sólo la cola del
león), si lo contrastamos con la vida y ritmo de trabajo de un empleado
público.
El artículo afirma que la infomanía daña las capacidades de reacción y el coefiniciente intelectual de quien la padece, y que es un punto a tener en cuenta por parte de las empresas. Realmente esto no es del todo cierto. Lo que sí es verídico es que el
uso que los empleados de una empresa (privada) o institución (pública)
estén dando a las tecnologías de información de que disponen, bien
podría funcionar como un sensor de las percepciones individuales sobre
su ambiente de trabajo, remuneración, trato entre pares, o incluso
niveles de exigencia; y no ya como un elemento útil para el control y
represión colectivas por parte de la dirección ejecutiva.
El estudio, según se refiere, contó con la participación de personas que se definieron como “adictos”. Habría que definir el concepto “adicto”.buena parte de los sesudos
correos que se observan en algunas listas, por ejemplo son escritos gracias
a personas que pueden ser catalogadas por otros como “adictos” u
“obsesos” de la tecnología, cuando, en realidad, son personas que no
pasan de dedicar aproximadamente un par de horas/día a la lectura de sus
emails y su respuesta… En suma son personas que dedican ese par de
horas diarias a mantener sus relaciones sociales virtuales, que es, sin
duda, mucho más de lo que otros pueden dedicar a fortalecer sus
relaciones interpersonales físicas directas.
La animosidad de quienes dependen emocionalmente del correo electrónico tiene mucho que ver no con las tecnologías en sí
mismas, y ni siquiera con las Tecnologías de Información y Comunicación,
sino con el nivel de frustración individual y disonancia cognoscitiva de
cada persona con respecto a las exigencias/recompensas que
observa/percibe/experimenta en su entorno más directo. En otras
palabras, el apego (que no obsesión) con el uso de internet tiene una
matriz clara determinante en la calidad de las relaciones
interpersonales y laborales en sí mismas, que puede llegar a hacer
individuos tremendamente torpes para invitar a una chica a salir, y
asombrosamente osados en plantarle conversación en un chat de forma
anónima, y no tanto con el uso/acercamiento/interés con la “tecnología”
así, a secas.
En todo caso, lo cierto es que hay que tomar las
cosas de quienes vienen: hoy día, discursos tan pobremente estructurados
como el que vertebra este artículo bien pueden dal al traste con
iniciativas de acercamiento social, comunitario e individual a
herramientas de tecnologías de información de software libre, por
desconocimiento, prejuicio o, sencillamente, ignorancia. Y discursos
como éste, tristemente, son los que abundan. Y frente a ellos, quizás es
mejor ser sordos que ciegos.
(*) Esta es una versión de una respuesta enviada a un foro universitario de discusión
Bueno, y estos señores ¿cómo han escrito el artículo? ¿a lápiz? ¿y cómo lo
han divulgado? ¿con señales de humo? ¿y cómo se está discutiendo? ¿a voces
desde las azoteas? 🙂